sábado, 3 de abril de 2010

El Mentidero de la villa, Alalpardo, Madrid.






Cámara: Fuji S3Pro

Obturador: 15 seg
Diafragma: f/8
ISO: 100
Distancia focal: 17 mm

Tomada en Raw, revelada con Photoshop.

4 comentarios:

Mariola dijo...

Es muy bonito, aunque se ve todo tan artificial... pero en veranito, con el calor, pega echarse un refresquito ahí en la minipiscina esa.

Besito

Belén dijo...

Mentidero?

Ahí se celebran bodas, me imagino, y la celebran en el mentidero, sitio donde mienten mucho...

Ay dios...

Besicos

El Litos dijo...

Los mentideros de Madrid (España) eran lugares donde los madrileños del Siglo de Oro se reunían para conversar. Allí se hablada de todo lo divino y lo humano, se especulaba, fabulaba y en suma, se comentaba, más por no callar que por otra cosa, sobre Madrid, sus gentes y aquellos que las gobernaban.

Existieron tres muy famosos que eran conocidos como:

* Representantes. Situado en un ensanchamiento que tenía la calle del León, en pleno barrio de las letras, y que respondía al nombre de plazuela del León. Allí se reunían las gentes del teatro (los representantes o actores) y los literatos y quienes aspiraban a serlo.
* Losas de Palacio. Situado en la parte delantera del Real Alcázar o Alcázar de los Austrias que era como popularmente se conocía. Dada su concepción de centro de gobierno, los alrededores del Alcázar se poblaban de personas en procura de favores o concesiones gubernativas. Igualmente en las ocasiones que la Realeza salía a la calle el pueblo copaba el lugar por ver a los Reyes al pasar.
* Gradas de San Felipe. Estaba situado este mentidero en las escaleras que tenía la iglesia de San Felipe en la Puerta del Sol. La iglesia se encontraba situada en un plano más elevado ya que ocupaba la manzana que daba a la calle Esparteros, la calle del Correo y la calle Mayor y esto posibilitaba que en las escaleras se situasen todos aquellos que, disponiendo de mucho tiempo para el ocio, deseaban conocer de primera mano las noticias de las posesiones españolas y para ello la proximidad de la Real Casa de Correos era óptima. Por otra parte la calle Mayor, era lugar de paseo obligado de los madrileños y en ella, a una hora u otra, siempre era posible encontrarse con la persona buscada, ya fuese un amigo, conocido o la amada. Las gradas suponían un balcón inmejorable sobre esta calle y por ello estaban muy concurridas.


He dicho.

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Mariola dijo...

Estas mmmonettttttizado!!!!

tronchacooooooo!!!